domingo, 8 de diciembre de 2013

Mis pequeños grandes amigos

En esta ocasión hablaré de mis dos bebés, no se debe pensar mal, ya que no tengo hijos aún, pero tengo dos mascotas a las que trato como si lo fueran. Mi perro mayor se llama Bandido que tiene ocho años de edad y otro mi consentido que se llama Marshmallow,  que tiene tres años de edad. Como lo había dicho en mi entrada anterior, mis mascotas favoritas son los perros, porque a mi mamá le gustan estos animales ya que son muy buenos guardianes. La presencia de los dos en nuestra casa, nos produce alegría y enojos a la vez. Aunque el perro adulto es más obediente que el pequeño, los dos hacen muchas travesuras. Cada uno de ellos, se ha ganado mi corazón, en especial mi pequeño juguetón, a quien cariñosamente llamo Marsh, porque su nombre es muy largo. Mis dos mascotas me dan cariño y fidelidad sin esperar nada a cambio. Como se dice, el único amigo fiel aparte de Jesús, son los perros, porque a pesar de que muchas veces los tratamos mal sin querer, ellos siempre están a nuestro lado y se comportan aún más amorosos que antes. El ser humano, por el contrario, no tolera un desprecio, porque acude rápidamente a los golpes o a estar enojado por un largo período con la persona que lo ofendió o lo despreció, aunque el haya sido el culpable. Considero que deberíamos de seguir las actitudes positivas de los animales, porque son ejemplo para nosotros la mayoría de veces. A continuación les hablaré cómo llegaron a casa mis dos perros, a pesar que a mi papá no le agradan éstos animales.

Empezaré por Bandido, el perro adulto, quien llegó a nuestra casa por medio de mi hermano cuando tenía un año de edad, que al inicio me provocó miedo, por su apariencia, él es de raza Chao Chao pero, no es muy peludo. La historia de Bandi, es muy triste, porque sus antiguos dueños, se vieron obligados a dejarlo abandonado. Los anteriores dueños de Bandido, asistían a la iglesia que pastoreaba mi hermano, hace algunos años ya, al parecer a éste perro lo compraron en una veterinaria muy pequeño, pero por falta de espacio en su casa, lo mantenían encadenado durante todo el día y lo soltaban únicamente en las noches, pero eso sí, lo alimentaban muy bien. Lastimosamente, cuando el perro tenía un año de edad, sus dueños se tuvieron que marchar de su casa en la capital hacia Quiché de manera imprevista, porque los estaban extorsionando. Toda la familia  se marchó pero, no se llevaron a Bandido por falta de espacio en el vehículo donde se trasladaron hacia Quiché. Por lo tanto, le encomendaron a mi hermano, que fuera a su casa a ver a Bandi, porque lo dejaron encadenado y ya había pasado algunos días desde que se marcharon de casa. Mi hermano, me cuenta que llegó a soltar al perro, quien cuando lo vio entrar lo aruñó fuerte, porque estaba ansioso que lo soltaran y estaba hambriento. Después de eso, los dueños de Bandi, llamaron de nuevo a mi hermano, para decirle que si le podía buscar una familia quien quisiera adoptar al perro, porque ellos ya no podían regresar por él. En mi casa, hacía 22 días que mi perro Cirpo, se había muerto y estábamos en busca de una nueva mascota que reemplazara la ausencia de nuestra anterior mascota. Así, que mi hermano pensó traerlo a nuestra casa el primero de Mayo del 2006, con el único detalle, que nunca le había preguntado a los dueños de Bandido, cuál era el nombre del perro.

El día que mi hermano lo llevó, Bandido realizó su primera gran travesura pero, admito que a mí no me agradó el perro al inicio. Cuando mi hermano juntamente con mi sobrino lo bajaron del carro, no me gusto para nada su aspecto, daba apariencia de ser malo, por lo que no me acerque a él. Mi mamá por otro lado le agradó y no le causaba temor. Nosotros pensamos hacer que se acostumbrara a vivir en la terraza, así que decidimos hacer que subiera al segundo nivel de la casa, porque mi hermano no lo llevó encadenado. Nos costó un poco hacer que el subiera, pero al fin lo logramos, pero no sabíamos que él, no le tiene miedo a las alturas, por lo tanto, cuando entro a los cuartos lo primero que hizo, fue subirse al balcón, con intención de aventarse hacia abajo. El mayor problema, es que no sabíamos cuál era el nombre del perro, según mi hermano se llamaba Oso, pero nos cansamos de decirle “Oso bájese de ahí”, ya que nunca nos obedeció, temíamos que se aventara y se lastimara en su primer día en su nuevo hogar. Luego de un gran rato, el perro accedió a bajarse de ahí, como si nada hubiese pasado, nos miró y corrió hacia el primer nivel. Después le dimos comida, bebió agua y se durmió por un largo tiempo como si su nueva casa le hubiese gustado. En la noche mi hermano, nos llamó para decirnos que el nombre del perro era Bandido, que comía y bebía agua dos veces al día; y que decía sus antiguos dueños que nos lo encargaban mucho, porque ellos se lamentaban no habérselo llevado. Actualmente, mi  mamá quiere mucho a este perro, es su favorito. Gracias a Dios mi papá no se opuso a que Bandi se quedara con nosotros.

Por otro lado, Marshmallow,  vino a mi casa también gracias a mi hermano. Todo surgió, cuando mi hermano,  puso a jugar a su perrita Chispa, una cocker spaniel con un perro de su misma raza. El día que mi hermano, me contó que su perrita tendría cachorros, enseguida le pedí uno, como regalo de navidad de su parte, porque según, la perrita tendría los perros en diciembre del 2010. Le conté a mi mamá que yo quería un cachorro de los que tendría Chispa y que mi hermano estaba de acuerdo en regalarme uno. Mi mamá lo único que me dijo que el requisito era, que fuese macho, porque a ella no le gustan las perritas y además ya teníamos a Bandido, un perro macho. Sin embargo, mi papá se opuso a la idea, porque siempre que pido una mascota, me dice que la condición es que yo me haga totalmente responsable de ella, como limpiar sus excrementos y alimentarlo pero, nunca he cumplido. La opinión de mi papá no la tome en cuenta, porque estaba emocionada de tener un cachorrito a mi cargo. Afortunadamente Chispa, tuvo un perrito macho, en medio de ocho perritas y no nacieron en diciembre, sino el 21 de octubre del 2010. El día que lo trajeron a casa, lo escondí durante toda la tarde de mi papá, ya que Marsh, se durmió como 4 horas seguidas porque me lo trajeron el 11 de noviembre, es decir, no tenía ni un mes haber nacido. Desafortunadamente, cuando se despertó comenzó a llorar, porque era de noche y le hacía falta su mamá; evidentemente mi papá lo escuchó y por supuesto me regaño, por haber aceptado que me lo dieran. Pero, no me importó, desde que vino a casa Marshmallow, ha sido mi preferido, porque lo tuve desde bebé. Yo le enseñé morder algunas cosas, porque daba temor que se tragara su colmillo y se muriera. Por cierto, se me olvidaba mencionar que Bandido lo aceptó desde el inicio. Junto con mi bebé, como yo le digo cariñosamente he pasado muchas aventuras y desde pequeño le enseñé a jugar fútbol. Ahora, no puede ver un balón sin que él,  la muerda y destruya fácilmente. Aunque ahora ya está grande, sigue teniendo un espíritu de cachorro, pero no me gusta que siga creciendo, porque sé que después ya no les gusta jugar, ni les gusta que uno los moleste. Un claro ejemplo de que los años transcurren es Bandido, porque él ya no le gusta jugar y se enoja cuando lo molestan.

Aunque los dos son muy encantadores, Marshmallow, siempre está a mi lado, cuando estoy haciendo tareas, esta acostado a mi lado, si me levanto se va conmigo. Si voy a la cocina, me acompaña, si tengo miedo de ir al segundo nivel, cuando está oscuro, se va conmigo, se pone a llorar cuando no estoy en casa. Dice mi mamá que le hago falta cuando pasó varios días en casa de mi hermano, ya que con ella no es tan apegado. Obedece todas mis órdenes y está atento cuando llego a casa, se me tira encima y me da un cálido recibimiento. Admito que en ocasiones cuando no estoy de buen humor, llego a casa y cuando el se me tira encima muchas veces lo he lastimado cruelmente con patadas, pero rápidamente le pido disculpas y lo acaricio, porque él hasta se comporta más cariñosamente conmigo. Mi gordo, como le digo a Bandido, lo quiero también pero él a veces me ha querido morder, por lo tanto no lo acaricio mucho, además Marshmallow se pone celoso, que acaricie a Bandido. En general, mis perritos son mis amigos que nunca me abandonan, los cuales llevó en el corazón y no comprendo, porque muchas personas tratan mal a estas mascotas que son tan increíbles.




lunes, 2 de diciembre de 2013

Mis viejos amigos

Desde pequeña estoy acostumbrada a tener mascotas en mi casa. Debo decir, que me encantan los animales, en especial los perros. Cuando era bebé, mis papás tenía una perrita que era demasiado enojada, dicen ellos, que mordía a cualquier persona desconocida que entraba y una ocasión, mordió hasta el lechero. Lastimosamente, cuando nos mudamos de casa, al parecer nuestros nuevos vecinos, le dieron bocado y murió, porque la teníamos en la terraza. Así, que compraron mis padres tres perros, pero dos no se llevaban, se peleaban constantemente.  Uno lo llevaron a la terraza y los otros dos convivían con nosotros abajo. El que vivía arriba se llamaba Muñeco y los otros dos, uno se llamaba Cirpo y Rambo. Yo quería mucho a mis mascotas, pero se me olvidaba decir que a mi papá no le gustan los perros, él se inclina más por los gatos. Por ello, siempre ha estado en contra de que tengamos perros en mi casa y eso hizo que regalara a Rambo, un perrito chiquito de tamaño, peludo y cariñoso. Me recuerdo que el día que lo llegaron a traer las personas que lo adoptarían, lloré demasiado.

Sentí un vacío muy grande en mi corazón, porque Rambo, era el único que obedecía todas mis órdenes, aunque no era un perro de raza, ha él lo quería yo más. Mi mamá por el contrario, estaba muy encariñada con Cirpo, un perro grande, blanco con ojos azules de raza pitbull. Estando en casa era un perro muy educado, porque nos podían venir a visitar y  él no mordía a nadie. Se me ha olvidado mencionar que todos los perros que hemos tenido, ninguno lo hemos mantenido encadenado, porque mi mamá dice que es doloroso para un perro, estar encadenado todo el día. Nosotros contamos con un gran patio, junto con el garaje, para que nuestros perros se paseen, ellos deciden si desean asolearse o estar en la sombra y si toman agua, comen o no. Únicamente los encadenamos, cuando los sacamos a pasear, pero de lo contrario pasan todo el día y la noche sueltos por toda la casa. Mi mamá compró a Cirpo, cuando era muy pequeño, así que toda su vida la había pasado con nosotros. El problema que teníamos con este perrito, es que cuando se salía por accidente, encontraba a otro perro en la calle, lo agarraba del cuello, tratando de matarlo y no existía fuerza humana que hiciera que soltara a su víctima. Y por eso, no dejábamos que Muñeco, bajara de la terraza ni que Cirpo subiera, porque se peleaban y éste último trababa de matar a su compañero.

Dos años después que regalaron a Rambo, Muñeco falleció en una noche muy fía. Fue triste, porque siempre se escuchaba como corría y ladraba en la terraza. No se sabe de qué murió, porque no estaba enfermo, únicamente lo encontramos muerto en medio de las láminas y todo el material que estaba en el suelo en la terraza, ya que estaban construyendo el segundo nivel de la casa. Ahora solo nos quedaba Cirpo, pero éste vivía a bajo con nosotros. Pero, un día mi abuelita dejó que Cirpo se saliera de la casa, por accidente y como era de costumbre encontró una víctima, un pobre perrito callejero a quien éste intento matar. Pero, la diferencia fue, que mientras Cirpo, tenía en su hocico a su nueva víctima, un perro de una vecina, que era más, perro callejero que de casa, le mordió su pata trasera, lo que le provocó una llaga, que se le infectó, porque al parecer,  el perro que lo mordió, tenía una enfermedad bucal. Esto provocó que Cirpo, ya no comiera, ni bebiera nada, se quedó cojo de su patita, y por negligencia de nosotros, que nunca lo llevamos con un veterinario, falleció en abril del 2006, días antes del cumpleaños de mi mamá. Para mi madre, fue algo doloroso, porque era su perro preferido y se sentía un gran vacío dentro de casa. Y así, pasamos alrededor de un mes sin mascota, hasta que llego uno de los perros que tengo actualmente, del que hablaré en una próxima entrada.