sábado, 28 de septiembre de 2013

Una gran mujer

Este blog, va dedicado a mi madre, una persona, la cual, admiro mucho desde muy pequeña porque me ha dado amor, confianza y principalmente me ha inculcado que Dios debe ser siempre el eje central de mi vida. Me inspiré para hablar de ella, cuando María Inés, llegó al colegio, al conversar con nosotros los estudiantes de AP Español. Me inspiró, porque dijo que muchos de sus blogs, no hablaba únicamente de ella, sino que ha escrito algunos blogs, sobre personas que son parte importante de su vida. Y mi mamá, es una de las personas más importantes para mí. Ella es más que mi madre; también es mi amiga, compañera, hermana, consejera; en sí, es todo para mí. Ella está conmigo en cualquier momento, muchas veces le ha tocado desempeñar el rol de padre, cuando él, se encuentra ausente. Cuando cometo errores, ella me apoya, y corrige mis faltas de la mejor manera primeramente por medio de la comunicación que siempre ha existido en nuestra familia, porque siempre me ha sabido escuchar. Ella me entiende y siempre me aconseja, porque ella siempre quiere lo mejor para mí.


Cuando ella nació; al principio fue rechazada por su mamá, ya que parece que mi abuelita quería un hijo varón, pero eso no la hizo sentirse despreciada; sino al contrario, luchó por el amor y confianza de su madre. Conforme fue creciendo se dio cuenta que en realidad sus padres la amaban mucho. Su infancia fue en una finca, por lo tanto, no tuvo la dicha de estudiar, ya que la escuela quedaba muy lejos de su casa. Ella, sólo pudo asistir 2 años a la escuela, pero eso no fue impedimento para que no se pudiera desenvolver como una persona culta ante la sociedad en la capital, porque sus padres desde pequeña le habían enseñado buenos principios. Ella no tiene más hermanos, ya que es hija única y  la mayoría de su infancia la pasó sin alguien con quien poder jugar,  pero aun así fue muy feliz.

Su padre la consentía mucho ya que era su princesita. Su madre la trataba con dureza, según decía que, era la forma en que la corregía. Muchas veces ella pensó en irse de su hogar porque su mamá le pegaba injustificadamente  varias veces en el día, siendo aún pequeña. Pero el amor incondicional que le tenía a su padre hizo que nunca abandonara su hogar y quisiera mucho más a su madre, quién luego se dio cuenta que era una bendición tenerla como hija. Su adolescencia, fue muy bonita, aunque algo abrumadora; ya que tuvo que trabajar para ayudar a sus padres, en el corte de algodón. Luego, ese trabajo, fue sustituido a cocinera y lavadora de trastes en el comedor que mi abuelita puso en su casa para poder ayudarse económicamente. El salario de mi abuelito no alcanzaba a pesar que sólo, eran tres miembros en su familia. Vivían de posada en casas de familiares, así que, decidieron venirse a la capital, para poder superar de la crisis que estaban pasando.

A la edad de veinte años conoció a mi padre, se juntaron con el consentimiento de sus padres. Mi papá se la llevó a vivir a casa de mis abuelitos paternos, ella no se negó, porque  su padre siempre le inculcó que la mujer tenía que seguir a su esposo a donde él le indicará que tenía que irse. Aunque les dolió mucho a ellos dejarla ir, pero las cosas así tenían que ser porque los padres nunca son dueños de sus hijos, y ellos cuando son grandes deben tomar sus propias decisiones. Tuvo a mi hermano mayor; el cual, querían mucho y lo consentían mis abuelitos, ya que era el único niño de su familia. Lastimosamente, cuando mi hermano tenía seis años de edad, mi abuelito materno murió de pulmonía. Esto fue muy doloroso para mi madre, ya que la única familia que tenía eran sus padres. Al morir su papá ella se hizo cargo de mi abuelita , la cual , ya  era avanzada de edad. El tiempo transcurrido desde aquel fatal acontecimiento hace ya treinta y un años, actualmente, mi abuelita vive con nosotros. Mi madre siempre vela por el bienestar y cuida a mi abuelita con mucho amor.

Mi mamá me cuenta que sufrió mucho tiempo, porque ella quería otro hijo, el cual, no podía tener. Oró mucho tiempo a Dios, alrededor de veinte años, hasta que Dios me permitió nacer, cuando ella tenía cuarenta y tres años. Cuando ella quedó embarazada los doctores le dijeron que la criatura, iba a ser enferma mentalmente debido a su avanzada edad. Ella llora al contarme esto, dice que soy un milagro y que nací, porque ella le pidió mucho a Dios tener otro hijo. Actualmente, ella es ama de casa, desde que ingresé al colegio, a la edad de 5 años. Es la persona que hasta hoy en día, está conmigo en todos mis desvelos, sin poderme ayudar, porque no tiene ninguna preparación académica. Se levanta media hora antes que yo, lucha conmigo cuando no me quiero levantar y está pendiente de mí en cualquier momento. Me compra cosas sin que se las pida y prefiere darme mis gustos, aunque eso signifique que ella, no compre ropa, ni zapatos para ella misma. Por eso, cuando yo me gradúe primero Dios en junio de Bachiller, será a una de las primeras personas a la que le dedicaré mi logro. Tiene ya, 60 años de edad, pero no solo es una gran madre, sino gran esposa también.

Ella es una persona con buenos principios, amable, respetuosa, amorosa, entregada completamente a Dios y su familia. Es una mujer que siempre ha luchado por sus sueños, nunca se rinde, y ha logrado en la vida todo lo que se ha propuesto, lo cual me ha enseñado siempre. Por esta razón, yo me siento muy orgullosa de ser su hija, porque a pesar de la adversidad nunca se rinde y lucha por sus metas.

Es un orgullo, el que Dios me da; el de poderte llamar "Mamá"

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