Todos los meses en la
iglesia que asisto, el último sábado de cada mes se realiza una vigilia de las
nueve de la noche a las doce de la mañana. En el mes de julio nos designaron a
los jóvenes dicha vigilia. Así, que decidimos realizar algo diferente, para
motivar a los jóvenes para que asistieran a la actividad. No teníamos idea de
que realizar, pero los directivos nos reunimos para saber qué haríamos. Yo propuse
que presentáramos un drama a la iglesia, entre todos jóvenes, la idea les
pareció fantástica. El único problema, es que no sabíamos que dramatización presentar.
También, se realizó el programa, donde las alabanzas, las interpretaría el grupo
de la iglesia. A nuestro presidente se le ocurrió, que alguno de los cinco que
integramos la directiva de jóvenes, tendría que buscar una bonita reflexión y
presentarla ante toda iglesia, en un período máximo de quince minutos. Pero,
nadie quería buscarla, y mucho menos presentarla ante tanta gente que asistiría
esa noche. Después de estar decidiendo quien la presentaría, me designaron a
mí, lo cual, me causaba muchos nervios, porque soy una persona algo tímida.
Todo lo que
realizaríamos ya estaba planeado, pero no teníamos aún el drama, ni la persona
designada que presentaría la reflexión. Así que le pedimos ayuda a un joven
mayor a todos los directivos que nos ayudara a buscar y a organizar un buen
drama con los jóvenes que desearan participar. Él accedió sin ningún inconveniente,
pero como es de saberlo, controlar un grupo de jóvenes es más difícil que un
grupo de niños. Porque los jóvenes responden con palabras hirientes cuando se
les regaña, mientras que un niño no. Pero, gracias a Dios, el día que nos
convocaron para organizar el drama, los jóvenes se comportaron muy bien. Y así
empezaron los ensayos, después de establecer el drama. Al inicio de los
ensayos, todos nos reíamos y nos daba pena cuando no podíamos hacer
correctamente el papel que se nos había designado. Además, como buenos guatemaltecos, que todo lo dejan para última
hora, ya contábamos con unos cuantos días para ensayar nada más. Con el esfuerzo e interés que cada
participante aporto en cada ensayo, logramos organizarnos bien, aunque el
último ensayo, lo hicimos un par de horas antes de la presentación.
El ensayo, ya se había
realizado y mi reflexión ya estaba lista. La reflexión que busqué era sobre el perdón.
Todo estaba listo, solo esperábamos que llegara la hora, yo estaba sumamente
nerviosa. En el drama, saldría como endemoniada, cosa que me causaba pena y en
esos momentos, sentía que la reflexión que daría se me había olvidado por
completo. Todos mis amigos me decían que me tranquilizara, ya que me veían muy
nerviosa porque iba a hablar durante un largo período de tiempo ante muchas
personas. Además la reflexión, la haría antes que presentáramos el drama. También
debía bajar rápidamente del púlpito de la iglesia e ir a cambiarme para la
dramatización. Precisamente en esos momentos ya eran las nueve y media de la
noche; y la reflexión la daría a las diez y diez. Mis nervios en ese momento
incrementaron. Pero, fue entonces cuando ocurrió lo que nadie se imaginó. Se
fue la luz.
Todos en la iglesia
pensamos, que la luz regresaría rápido, pero no fue así. El reloj marcó las
diez en punto, y la luz, aún no regresaba. El momento que me tocaba pasar se
acercaba, pero mis nervios disminuyeron, porque ahora sin luz, ya no vería
directamente a todas las personas, ni ellas a mí; solo escucharían mi voz. Me
sentí tan feliz en ese momento, porque para mí, estar sin luz era algo hermoso.
Aunque otros estuvieran en desacuerdo conmigo. Llego el momento, cuando
mencionaron mi nombre y debía pasar. Subí al púlpito, me sentí tan relajada y confiada que hable
más de lo que debía, porque me alegre que todas las personas estaban en completo
silencio escuchándome. Luego, baje aliviada y corrí rápidamente a los baños a
cambiarme para la dramatización a oscuras.
Todo a nuestro alrededor
estaba oscuro, lo único que nos alumbraban eran algunas candelas que unos
hermanos de la iglesia fueron a comprar. Para mí, era muy gracioso dramatizar a
oscuras. Aunque estar sin luz, fue lo más emocionante de la presentación,
lastimosamente a eso de las doce menos cuarto, cuando ya estábamos a punto de
terminar el drama, regresó la luz. Me encantó esta experiencia de presentar sin
luz, deseo que se repita. Quiero que aunque haya luz en el próximo drama que
presentemos, se apaguen las luces, porque me di cuenta que las personas prestan
mucho más atención en situaciones así. Además, uno como presentador no se da
cuenta si las personas se duermen, porque la dramatización es demasiado aburrida.
También, agradezco a Dios porque todo nos salió muy bien, y a cada joven que no
se negó a participar. Ahora nos damos cuenta que con la ayuda y colaboración de
la mayoría las actividades son todo un éxito.
Lamentablemente, no
tengo fotos de esta actividad, porque como mencioné, se fue la luz en ese
momento. Pero, aquí un pequeño collage de los que participaron en la
dramatización.
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