lunes, 28 de octubre de 2013

Mi único viaje fuera de Guatemala, primera parte

Hace tres años con siete meses que viajé al Salvador, algo que fue sumamente emocionante. Viajamos en automóvil, con mis padres, una tía y un primo, durante la semana santa en el mes de marzo del 2010. Desde el momento que se planeó el viaje, yo estaba ansiosa por ir a conocer este país vecino, ya que iba a ver a mi tío, el único medio hermano de mi mamá que vive allá. Lo malo del viaje, era que no nos íbamos a llevar a mi abuelita materna, y la dejaríamos 5 días sola en mi casa.Mi tía y mi primo viven en Quetzaltenango y vinieron a la capital día antes del viaje para preparar todo lo que llevaríamos para el viaje tan largo que tendríamos. Mis nervios por viajar a un país al cual tenía años de pedir que me llevaran era cada vez más emocionante y fue así que llegó el tan anhelado día. Me levantaron temprano para que terminará de arreglar mi maleta.


El momento de salir de casa llegó, aparentemente íbamos a salir temprano, pero al final salimos a las 9:30 a.m. con rumbo a la frontera. Llegamos a la frontera de “Las Chinamas” que está en el departamento de Santa Rosa, alrededor de la 1:00 p.m. donde es un gran puente, él que divide Guatemala y El Salvador. Todo marchaba bien, hasta el momento, del registro para que nos dejaran ingresar a éste país. Fue entonces, cuando todo se complicó, porque a mis padres, mi primo y mi tía no tuvieron ningún problema para que los dejaran pasar, la difícil fue conmigo, ya que yo no llevaba pasaporte siendo menor de edad, entonces no me dejaron pasar. Yo me enojé tanto, porque según mis padres dejaban pasar a los menores  de edad cuando van acompañados de sus dos papás y presentan la fe de edad del mismo. Todos estos papeles mis papás los presentaron, pero el feo señor que daba la última señal para que nos  permitieran pasar se negó rotundamente a dejarme pasar; y nos dijo que nos fuéramos  sino llamaría la policía. Me puse a llorar porque este viaje lo espere durante años, y cuando se hizo realidad un señor desconocido lo estaba arruinando.


Mis padres, no se dieron por vencidos, a pesar que el señor de inmigración dijera que si yo no tenía pasaporte no me iban a dejar pasar por ninguna otra frontera. Así que mis papás le dijeron a mi primo y mi tía que nos fuéramos a Jutiapa a la frontera “San Cristobal”, ya que allí no había puente y menos vigilada por las autoridades de inmigración  Además no dejaríamos que el viaje lo echaran a perder tan fácil. Así que viajamos por unas horas más en el calor, cabe resaltar que no me gusta el calor. Llegamos como a las 3:00 p.m., pero ahí no hay policías, por lo tanto pase a pie, me hice pasar como una vendedora, y pasé rápidamente al otro lado a esconderme mientras mis papas pasaban. Todo salió con éxito gracias a Dios; porque no me atraparon, pero estaba demasiado nerviosa porque sentía que en cualquier momento llegaba alguien y me descubriría.



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