El año
pasado mi hermano les pidió a mis padres permiso para pasar la navidad en su
casa con su familia. Mis padres accedieron, pero solamente sería por unos seis
días el permiso, porque tenía un compromiso en la iglesia que asisto. Mi
hermano llegó a traerme el martes 24 de diciembre durante la mañana, pero
llegamos algo tarde a su casa, porque recientemente se había cambiado de casa.
El lugar donde vive ahora es totalmente diferente a donde vivía anteriormente,
por lo que me costó un poco adaptarme a su nueva vivienda. Pero la verdad fue muy divertida la estadía
en éste nuevo lugar, porque conocí a nuevas personas y la experiencia de vivir
en una colonia privada. Desde el primer día, me la pase genial, jugué mucho con
mis sobrinos, fuimos a la iglesia y en la noche fuimos a cenar a Chimaltenango
a casa de los suegros de mi hermano. Nos tuvimos que quedar a dormir allá,
porque ya era demasiado tarde para regresar a la capital.
Al día
siguiente, regresamos a la capital durante la tarde, pero en la noche salí a jugar
fútbol y a comprar algunos juegos pirotécnicos con mis sobrinos. Después, vimos varias películas y nos dormimos
algo tarde. El día viernes fue un día muy relajado, porque salimos de
compras, donde aproveché a comprar un
tinte que me gustó, para pintarme el cabello,
aunque de regreso a casa, fuimos un rato a la antigua casa de mi
hermano. Cuando regresamos a casa, salimos a jugar fútbol con mis sobrinos a las
canchas deportivas que tiene la colonia. Durante el partido que jugamos
conocimos a un niño, a quien denominé “Fosforito” por su peculiar pelo rojo. En
la noche, vimos una película muy graciosa llamada “Vampiras”, con la que nos
reímos mucho. El día sábado, me levanté muy temprano, ya que iría a pintar el
cabello en la mañana a la casa de la hermana de mi cuñada. Pero, me fui en
compañía de mi sobrino, para que él cuidara a la hija de su tía, que tiene seis
meses de nacida. Estuve toda la mañana en esa casa, cuidando a la prima de mis
sobrinos, una bebé muy tierna y hermosa.
Ese
mismo día, sábado, mi hermano había organizado un concierto cristiano de música
urbana cerca de la iglesia que el pastorea. Conocí a algunos cantantes de ese
género, incluyendo al famoso cantante de la canción “El gato volador”, quien
hace unos años se convirtió al evangelio. Fue una tarde-noche muy especial y
divertida. Compartí con muchos jóvenes, quienes nos sentimos atraídos por dicho
género musical, podría decir con toda certeza que fue una noche muy bendecida.
Cuando terminó el evento, aproveché para tomarme fotografías con todos los
cantantes y conversar con algunos. La actividad terminó tarde, por lo que casi
no dormimos esa noche, porque al día siguiente teníamos que levantarnos
temprano.
Lamentablemente,
el día domingo que debía regresar a mi casa, no regresé, porque mi abuela
sufrió de hemorragias y mi hermano se encargó de llevarla al hospital. Allí fue
donde nos juntamos con mis padres y mi abuela, donde ellos me dieron permiso de
quedarme más días en casa de mi hermano, para recibir el nuevo año con su
familia. El día 30 de diciembre, fuimos de compras con mi cuñada y mis
sobrinos. El martes, fue un día muy agitado para todos, porque se estaba
organizando una cena en la iglesia, ya que después se haría una vigilia para
recibir el nuevo año ahí.
Gracias
a Dios, fue una vigilia bendecida, aunque triste, porque no estuve al lado de
mis padres y abuelita a quienes quiero demasiado. El día miércoles fue entonces
cuando regresé a casa, Estas vacaciones me la pase muy bien.
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