Como es
costumbre, mi mamá se levanta a las seis de la mañana, para abrir el negocio
que tenemos en nuestra casa, pero el 16 de diciembre de 2006. En esta fecha mi
papá, se encontraba de viaje en el interior del país, pero regresaría ese día
sábado a la capital a dejar al predio donde trabaja el tráiler, en la mañana,
para luego dirigirse a Retalhuleu para visitar a mis abuelos. Así que decidió
llamar a mi mamá, para avisarle que ya se encontraba en la capital, pero lo
hizo desde un teléfono público. Lamentablemente, un conductor que se conducía
en estado de ebriedad, se subió la banqueta mientras retrocedía, donde mi padre
se encontraba hablando por teléfono con mi mamá de espaldas, por lo tanto él no
lo vio. Y fue así como este conductor le causó la fractura de la tibia y el
peroné en ambas piernas, por lo que las personas que presenciaron lo que
sucedió, llamaron a los bomberos para que atendieran a mi papá y posteriormente
fueron algunos que conocían a mi padre a dar aviso a la empresa, la que estaba
muy cerca del accidente y luego le avisaron a mi mamá. Aunque mi mamá ya
sospechaba que algo malo le podía haber pasado a mi papá, porque cuando ellos
estaban hablando él no se había despedido de ella, ya que la llamada se cortó
repentinamente. Lastimosamente, el conductor se dio a la fuga. Cuando llamaron
a mi madre notificándole el accidente que mi padre había sufrido, ella se puso
muy mal, porque pensaba lo peor, pero durante esas horas sólo ella estaba
despierta, por lo que inmediatamente me fue a despertar para darme la terrible
noticia, de que mi padre lo había atropellado un carro y encontraba en el IGSS
de la zona 9, de ciudad capital.
Inmediatamente,
nos arreglamos y salimos rumbo al IGSS para saber exactamente lo que le había
sucedido a mi padre. Nos llevaba mucho
tiempo llegar en autobús hasta allá, por lo que pedimos favor al pastor de
nuestra iglesia, que nos llevará en su automóvil. Cuando llegamos al lugar, mi
madre se dirigió rápidamente a preguntar cómo se encontraba mi padre, así que
la pasaron a hablar directamente con él, porque él no perdió en ningún momento
la noción de lo que le había sucedido, eso me hace pensar que es un hombre muy
valiente, ya que pudo observar directamente sus huesos fracturados, sin piel
alguna. Luego, que lo ingresaron, fue intervenido quirúrgicamente, donde le colocaron
una malla metálica por dentro en una pierna, en la otra le colocaron cinco
clavos para tratar que sus huesos pegaran nuevamente.
Ese fin
de año fue triste, porque mi padre se encontraba sin poder caminar y dependía totalmente
de nosotros, se encontraba únicamente en la cama, pero estaba muy agradecida
con Dios, porque mi padre se encontraba
con vida a nuestro lado. Tiempo más tarde, pudimos conseguir una silla de ruedas,
para poder transportarlo en promedio de una año y medio, posteriormente usó
muletas ya que cuando le retiraron los clavos, le colocaron yeso, Un total de
cuatro años llevó su recuperación, aunque no fue total, porque aún utiliza
bastón para tener una ayuda extra al caminar, porque se cansa mucho al caminar
durante bastante tiempo. Los doctores y otras personas se asombran de que sus
huesos hayan pegado, porque él es muy grade de edad. Aunque ya pasaron seis
años desde el accidente, yo admiro demasiado a mi padre, porque solo se encontró
recuperado, aunque no del todo, regresó a trabajar rápidamente, ya que durante
el tiempo de su recuperación pasamos muchas penas económicas, ya que dependíamos
únicamente del salario que mi padre recibía del IGSS. Pero gracias a Dios, que no nos abandonó en ningún momento, siempre
teníamos para comer y contábamos con el apoyo de las personas que nos rodean.
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