sábado, 4 de enero de 2014

Mi mejor amigo, casi mi hermano

En esta ocasión hablaré de mi mejor amigo, a quien conocí hace ya tres años, cuando se mudó de casa, ya que él vivía en la zona seis, pero se trasladó a vivir con su abuela, junto con su madre y hermano, quien vive a dos casas de donde yo vivo. El nombre de mi amigo es Byron, quien tiene 16 años de edad, él al inicio era un joven callado, tímido, no muy amistoso y un poco enojado, pero ahora ha cambiado considerablemente, no sé si fue, porque se convirtió en mi amigo o que le pasó. Fui su primera amiga en su nueva colonia y en la iglesia, porque su abuela asiste a la misma iglesia que yo. La verdad no me recuerdo bien, como nos hicimos amigos, sólo sé, que cuando lo vi por primera vez y me enteré que sería mi nuevo vecino me moleste, ya que me cayó mal cuando lo vi. Me recuerdo que en una ocasión me tocó que saludarlo, porque mi mamá lo saludó, pero yo no deseaba saludarlo, me caía mal con solo verlo. Pero nunca supe que se convertiría en mi mejor amigo, mi confidente, mi guardaespaldas, el que encubre mis mentiras, mi apoyo, mi consejero, en fin, casi como mi hermano menor. Sé que a muchos de mis otros amigos no les cae él muy bien, pero que importa, ellos no saben valorar a una gran persona, además nunca se han interesado por conocerlo más afondo, únicamente miran su apariencia. Él ha estado en las buenas y en las malas conmigo, al igual que yo con él, ya que él tiene muchos problemas en su hogar,  uno de ellos, es que su padre se separó de su mamá. Y por eso, logré que el aceptará a Jesús, ya que es el único que nos entiende y no nos abandona en los momentos más difíciles de nuestra vida. Posteriormente, él se bautizó y ahora tiene privilegios en la iglesia al igual que yo. Muchas veces lo aconsejo para que no se aleje de su padre, porque su carácter muchas veces le gana y dice cosas que lastiman a sus seres queridos. Sé que estar en su situación no es fácil, pero existen personas que lo apreciamos verdaderamente, y que no nos gusta verlo deprimido, aunque él diga que no lo está. Su forma de ser es genial, aunque su adicción al celular es grande y muchas veces no le pone atención a uno, cuando se le está hablando. Admito que muchas veces lo regaño, por lo que piensa o dice, a veces hasta le pego fuerte, cuando me molesta con alguien que él sabe que me gusta, pero después siempre le pido disculpas, aunque él nunca se enoja por eso. Gracias a Dios solo una vez nos peleamos, pero no soportamos estar más de dos días así, al final nos pedimos disculpas. Saben el me obedece, me va a comprar siempre las tarjetas cuando necesito una con urgencia, le pido que me ayude a decorar alguna tarjeta o me dé ideas para que mis trabajos manuales salgan bien y nunca se niega a ayudarme, a menos que no esté en su casa. Cuando estoy de vacaciones, casi todas las tardes platicamos afuera de mi casa, intercambiamos música, vemos alguna película o cuando estaban mis otras amigas, salíamos a jugar y a molestar afuera de mi casa. En fin, he compartido momentos muy especiales a su lado, es por eso que lo extraño cuando se va donde sus primas, porque ya no tengo a quien molestar, ni quien contarle mis romances, locuras, aventuras, ni puedo escuchar su historia de amor, con su chica, con la que se va hasta horas de la noche a su casa cuando ella lo llama para conversar y todas las locuras que ha hecho. Él sabe que lo aprecio un montón, que deseo que su vida sea bendecida grandemente y sus problemas se solucionen y desearía que nunca se apartará de los caminos de Dios. También agradezco a Dios por permitirme conocer a un amigo tan genial como él, al cual tengo el placer de llamarlo “Mi mejor amigo”, y como le he dicho primero Dios seremos amigos por siempre.



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