Esta es
una gran aventura que tuve con una de mis mejores amigas del colegio, alguien
que se ha convertido en una persona muy especial para mí. Aunque admito que
ella me caía mal en cuarto bachillerato, por algunos motivos que ella ya conoce,
pero como dicen “No juzgues a nadie antes de conocerlo”, frase que considero
muy verídica, porque me ha pasado con varias personas, que al inicio me caían
mal y luego se convierten en seres especiales. No recuerdo la manera en que
comenzamos a conocernos mejor con mi amiga, pero ahora paso muchos momentos al
día con ella. Compartimos algunas cosas en común, por ejemplo; el año de
nacimiento, el mes (septiembre) y la misma edad, pero en actitudes somos muy
contrarias. Considero que ella, es una persona muy tierna y divertida a su
manera, aunque algunos digan que no lo es, pero realmente no la conocen bien.
Para fiestas, molestaderas y hablar de chavos guapos, ella es la mejor.
Agradezco de todo corazón su confianza, sé que no la defraudaré, también me
encanta hacerle bullying con un compañero de la clase, aunque yo sé que a ella
no le gusta y que se enoja, pero me divierto haciendo eso. Ella sabe que la
admiro demasiado, más su manera de socializar tan rápido con personas que no
conoce y su peculiar manera de conquistar a muchos chavos. Pero en fin, la
entrada no solo se trata de ella, sino de una aventura que viví con ella hace
algunos días.
Todo
comenzó un día que salimos del colegio, a la escuela donde realizaremos nuestro
seminario, fue algo que no planeamos con anticipación, pero nos la pasamos
genial. Ese día miércoles, salimos del colegio a las 1:10 pm y nos dirigimos a
la escuela República de Panamá, con otras compañeras que tienen vehículo. El
objetivo de salir temprano para nuestros demás compañeros, era regresar
temprano al colegio, me refiero a eso de las tres de la tarde, para poder
abordar los buses de las cinco de la tarde, ya que todos estamos acostumbrados
a las rutas del colegio. Pero, como era de imaginarse, mi amiga que menciono en
esta entrada no quería regresar al colegio, porque deseaba llegar temprano a su
casa y pues a mí también me contagio con esa idea de llegar temprano. El
problema es, que yo me pierdo fácilmente en la ciudad, porque no se me quedan
las zonas y avenidas, también es que no me gusta andar sola en la calle, me da
miedo, por eso decidí aliarme con ella, para que nos viniéramos juntas ya que
vivimos algo cerca. Entonces, después que salimos de la escuela, todos
regresaron al colegio y nosotros comenzamos a caminar hasta llegar a una banca
que está en la acera en medio de la calle cerca de un redondel, en la zona 14,
donde hay una parada de Transmetro. Decidimos sentarnos un rato en esa banca a
almorzar, ya que ambas teníamos mucha hambre y de paso aprovechamos a hacer
algunas tareas, bueno en realidad hicimos unos recuerdos en algunos cuadernos
de unos compañeros, después que almorzamos. Y nos quedamos ahí alrededor de una
hora, porque estuvimos esperando a unos amigos de mi amiga, que estudian en la Escuela
Técnica Militar de Aviación, para que nos viniéramos juntos y como nosotras
salimos de nuestro trabajo de seminario temprano los esperamos, ya que ellos
salían hasta las cuatro de la tarde.
Estar
en la banquita con mi amiga a media calle, fue emocionante, porque muchas personas
nos veían extrañados, pero a nosotras no nos importaba. Nos burlamos de muchas
personas y yo me burlé específicamente de una joven que estaba en otra banca
frente a nosotras que hablaba por celular, porque al parecer su novio la dejó
burlada en el lugar. También se me olvidaba mencionar, que ese día había mucho
viento y nosotras estábamos debajo unos árboles temblado del frío. Otra cosa
peculiar que nos sucedió, fue que pensamos que nadie se daría cuenta de que estábamos
ahí, pero resulta que una niña de noveno grado del colegio nos vio ahí sentadas
cuando pasó en el bus del colegio por el lugar y nos mandó un mensaje por Facebook.
La verdad, yo no me di cuenta a qué hora paso el bus del colegio por allí, pero
mi amiga si se dio cuenta, pero cuando me aviso para que observara el bus ya había
pasado.
Más
tarde, cuando llegaron los dos amigos militares de mi amiga al lugar donde estábamos
sentadas, nos fuimos a la parada del Transmetro hacia la 18 calle, zona 1, para
tomar nuestro siguiente bus. Resulta que al llegar a la zona 1, los amigos de
mi amiga, nos invitaron a comer unas tortas mexicanas, porque ellos cargaban mucha
hambre. Fuimos a comer, pero aún ahí todavía sus amigos no eran tan cordiales
que digamos. Luego, salimos de la venta de las tortas y tomamos nuestro siguiente
bus, estando ahí todo se volvió molestadera y risa tras risa, ya que esos dos
amigos militares son realmente chistosos, especialmente uno. Uno de ellos,
hasta me hizo repetir algo realmente absurdo y mi amiga los molestaba a cada
rato, aunque con uno de ellos que es el más molestón iba enojada, aun así lo
molestaba. Lastimosamente, cuando ya había agarrado confianza con ellos, me
tuve que bajar, porque debía abordar mi siguiente bus, ya que soy la que vivo
más lejos que ellos. Y así terminó mi loca aventura junta a mi amiga especial,
llegando a mi casa a las ocho de la noche.
Con
esta travesía aprendí que con mi amiga especial se pasan ratos realmente
divertidos y emocionantes ya que ella es, muy inteligente, perfeccionista,
loca, divertida, confiable, amigable, muy enamorada, seria, enojona (a veces),
regañona, fiestera, pero en fin es mi
amiga y así la quiero. Por eso la
extrañaré mucho cuando salgamos del colegio, pero siempre llevaré guardados en
mi mente y corazón momentos como este que viví a su lado. También llevaré
siempre presente todos los días en la mañana que compartimos el asiento en el
bus, porque ella me cuenta parte de sus problemas, anécdotas, aventuras,
conquistas y muchas cosas. No solo hablamos, incluso le comparto mi brazo para
que durmamos, cuando estamos muy desveladas, estudiamos o repasamos algunos
temas y escuchamos música juntas a veces. Por las tardes, nos vamos sentadas en
el mismo asiento, viendo algunas películas interesantes o molestando. Por eso y
más le deseo éxitos en todo lo que haga en el futuro, esperando que me invite a
la boda con su finquero. Nunca olvidaré todos los momentos que hicimos trabajos
en equipo juntas, donde nos enojábamos, pero a pesar de todo nunca nos dejamos
de hablar. Sólo espero que nunca se olvide de mí, porque yo no la olvidaré, más
su típica manera de gritarme, hablarme por Facebook o en la clase “Rosaaa”. Sé
que ella llegará muy lejos, siendo una excelente agrónoma. Y aunque sé que no
soy una de sus mejores amigas, quiero que sepa que la quiero y aprecio un
montón.
Esta
entrada, está hecha con mucho cariño para vos Elizabet Fuentes, esperando que
te guste.
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